Ray Bradbury y Hollywood



Por Cristián Londoño Proaño

Foto: www.cinearchive.org

La pasión de Ray Bradbury, autor de la memorable novela «Fahrenheit 451», por el cine nació en su infancia. Cuando en 1923, su madre le metió a hurtadillas en el cine y miró su primera película: «El jorobado de Notre Dame», de Lon Chaney. Como lo confesó en su libro «Zen en el arte de escribir»: «aquel lejano día de1923 se me curvó la columna y la imaginación».

En los años siguientes, Ray Bradbury continuó con su fascinación por el cine, Y entre sus cineastas favoritos estaba John Houston. Años después, en una cena en que Bradbury conoce a John Huston, le entrega tres de sus libros: «Crónicas Marcianas», «El hombre ilustrado», y «Carnaval oscuro». Y le dice: «Señor Huston, es muy sencillo, me encantan tus películas, las amo, y si le gusta estos libros la mitad de lo que yo siento por su obra, yo quiero que me contrate algún día».



Al llegar a su casa, John Huston quedó enamorado de la escritura de Ray Bradbury, en especial de un cuento llamado: «La Sirena». En ese instante, el gran director de películas tales como «El Halcón Maltés», entre otros grandes films, encontró al guionista para la adaptación de la novela Moby Dick. Y le llamó a Bradbury para tomar una copa en un hotel. En dicho lugar, John Huston le propuso a Bradbury: «¿Qué le parecería vivir en Irlanda y escribir mi Moby Dick para la pantalla?». Bradbury aceptó. A pesar, de que no había leído la novela Moby Dick de Herman Melville. Era un cambio de situación. Era un escritor que ganaba medianamente con sus novelas y cuentos y al ser contratado por Houston pasó a hacer un autor bien remunerado, y con gastos de manutención para toda su familia, incluyendo una institutriz para sus hijas. Pero esta situación no se desarrolló de una manera muy positiva.




Bradbury vivió de octubre a abril en «un país que no quería estar». «Me pareció que no veía, oía ni sentía nada en Irlanda. La iglesia era deplorable. El tiempo espantoso. La pobreza inadmisible. No quería enterarme. Y además estaba ese Gran Pez…», así señaló Bradbury. A esto se sumaba que la estancia con Houston no fue placentera. Jonathan R. Eller en su libro «Ray Bradbury Unbound» señala que Houston era un gran artista del cine, encantador, era simplemente un hombre de hombres, un bebedor, un cazador mayor, le gustaba el juego de la persecución. Actitudes opuestas a Bradbury, que no era capaz de emborracharse ni cazar algún animal. En definitiva, Bradbury no era un hombre de mismo tipo que Houston. Eller señala: «Bradbury era vulnerable en ambos casos, y Huston golpeaba muy casualmente sus puntos débiles de vez en cuando .... aprovechaba de su miedo (de Bradbury) de estar atrapado en un auto a toda velocidad y su permanente miedo a viajar en avión. Todo esto hizo que Bradbury comience a perder su confianza como escritor».



Bradbury se encontraba en una grave dificultad. No lograba concentrarse, ni escribir el guión que Houston le había encomendado. En su lugar, aparecieron ideas para obras de teatro, pero no lograba escribir “Acto I, Escena I” de Moby Dick. Le costó mucho esfuerzo escribir el guión. Al final logró terminar y entregar a John Houston el encargo.



La película de Moby Dick se estrenó y tuvo su éxito. Pero la escritura de Moby Dick le había dejado a una gran timidez para escribir guiones. En ese tiempo le propusieron escribir otros guiones como una adaptación de «La Guerra y la paz» y no aceptó. A Bradbury le llegaron cartas que le comentaban sobre las exitosas adaptaciones literarias de sus obras que hacían los estudiantes primarios y universitarios. Bradbury comentó despechado a su esposa: «Todos se divierten adaptándome menos yo. ¿Cómo es posible?»





Años después, Bradbury superó esa gran timidez y volvió a escribir para el cine, asociado a grandes artistas como Carol Reed, Burt Lancaster y Gene Kelly. Adaptó varias de sus obras.


Durante su periodo de permanencia en Hollywood, Bradbury sólo escribió un cuento. Quizás Hollywood ganó un guionista, pero la literatura perdió. En los años que Bradbury permaneció en la Meca del cine, no nacieran más historias desbordadas de imaginación de la pluma de uno de los brillantes autores de ciencia ficción.

REFERENCIA

Zen en el arte de escribir. Ray Bradbury.
Jonathan R. Eller. Ray Bradbury Unbound.



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